REFLEXIÓN
SOBRE EL CARBÓN COMO FACTOR DE DESARROLLO EN EL ALTO NALÓN
(La mina es uno de los factores más importantes en la
historia y economía de Asturias. En épocas protohistóricas ya
existían en el territorio que hoy forma nuestra región
explotaciones mineras (cobre, oro, malaquita), aunque no sería hasta
la etapa de la dominación romana cuando llegarían a alcanzar una
mayor dimensión).
Asturias es minera, por tanto, y el territorio del Alto
Nalón también se vio afectado por este rasgo. Sin embargo, hasta
mediados del siglo XVIII no se comenzaron a descubrir los primeros
yacimientos, en este caso, de carbón, , que no serían explotados
hasta mediados del siglo XIX. Comenzaba entonces un proceso de
industrialización que provocaría importantes transformaciones en la
economía, sociedad, cultura y paisaje de nuestro territorio, que
hoy, siglo y medio después, están viviendo su etapa final,
contribuyendo a la recuperación de lo que fueron nuestras señas de
identidad a través de los siglos.
Dos de nuestros recursos tradicionales más importantes,
el agua y la madera, se convirtieron en aliados indispensables para
el desarrollo de la minería del carbón. A partir de los años 40-50
del siglo XIX, comenzaron las primeras explotaciones de la minería
de montaña, levantándose estructuras de extracción y transporte y
configurándose las “bocaminas” como el elemento más
característico de la minería de montaña. Las minas de montaña,
o “chamizos” estaban localizadas en las laderas de los cordales,
y su mano de obra estaba formada por obreros procedentes de las
caserías cercanas a las explotaciones, que seguían considerando los
trabajos agrícolas como su ocupación habitual, y el trabajo minero
como el medio para lograr una fuente de ingresos secundaria. No es de
extrañar que circunstancias como las dificultades para la extracción
del mineral, la escasa mecanización de las explotaciones y los
salarios míseros determinaran un bajo rendimiento del obrero, que
junto a la emigración a ultramar determinó la carencia de brazos a
partir de 1860.
Es a partir de los años de la “Gran Guerra” , entre
1915 y 1918, cuando la minería asturiana comienza a vivir su época
dorada. El aumento de producción se ve acompañado de una evolución
clara en los elementos morfológicos y paisajísticos de las aldeas y
pueblos de la cuenca. De forma paralela, la minería del carbón
evoluciona a una etapa caracterizada por la extracción mediante
“pozo vertical”. En este momento, la entrada a la mina se realiza
a través del “pozu” y como se explotaban las mismas capas que en
el pasado, aunque ahora, a más profundidad, la actividad minera se
producía, por lo general, a escasos metros de las antiguas minas de
montaña. Por otra parte, surge una nueva forma de promoción de las
viviendas: el “poblado”, cuya construcción implica una intensa
transformación respecto a los núcleos de población preexistentes.
Los pozos de nuestro territorio fueron situados, por lo
general, en lugares caracterizados por una topografía suave,
cercanos a las vegas de los ríos. A partir de los años 60,
asistimos a un nuevo elemento de transformación urbana: la
construcción de las barriadas,que permitió la llegada de miles de
nuevos habitantes a La Felguera, Sama, Ciaño, El Entrego, Sotrondio,
Blimea, Barredos, La Pola... unos, procedentes de las aldeas
cercanas; otros (la mayoría), inmigrantes de las regiones de
Andalucía, Extremadura, las dos Castillas, que iniciaron una nueva
vida en la Cuenca marcada por el trabajo y el sacrificio, pero guiada
por la esperanza en un mejor futuro para sus hijos.
El pozu, con sus elementos más característicos (el
castillete y las casas de máquinas), se convierte en la seña de
identidad de la cuenca media del río Nalón. Alrededor, las
barriadas mineras y el casco histórico de los pueblos y más
arriba, la montaña, que asiste impasible al devenir de la cuenca
durante el siglo XX, como diciendo: “volveréis a mí”. A medida
que la reconversión minera se convierte en un hecho ineludible, el
paisaje que nos rodea va recuperando su imagen tradicional,
convirtiéndonos, de paso, en protagonistas de una nueva etapa de
nuestra Historia, orientada a la reutilización de todo este legado
minero que, en base a su alto valor patrimonial, está considerado un
elemento histórico de vital importancia, con gran interés
turístico.
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