MUERTES Y EXEQUIAS DE FIGURAS REGIAS EN EL PRINCIPADO DE ASTURIAS

 

Portada de la presentación de la ponencia

Ese fue el título de la ponencia que recientemente expuse en el VIII Congreso de Protocolo y Ceremonial celebrado en Sevilla (más información), en el que participé como "ponente por invitación", incluida en la sesión nº 2, dedicada a los aspectos históricos, acompañada en la mesa por Sandra Russo Morais (también moderadora) y María Gómez Requejo.


Retomé uno de los temas que traté en mi tesis, la comunicación de la muerte y la celebración de las exequias de las figuras regias en el Principado de Asturias. Al igual que para el caso de los nacimientos, bodas y proclamaciones, utilicé como fuentes las actas históricas municipales y provinciales: desde la Edad Media, la noticia llegaba a la ciudad de Oviedo acompañada de instrucciones acerca de los lutos y exequias, que se organizaban en colaboración con el cabildo de la catedral. A partir de la muerte de Felipe III, en 1621, se constata su envío a la Junta General.

Para el "gran público" resulta muy curioso conocer el nivel de celebración de las exequias, cuya organización comprendía varios niveles:

-Comenzaba con el recibimiento de la noticia. La comunicación tenía como remitente siempre al rey, tenía la forma de una real cédula y venía acompañada de instrucciones acerca de los lutos y la celebración de exequias. 

-La comunicación solía ir acompañada asimismo de instrucciones acerca de la proclamación, cuyos actos se llegaban a anteponer en fecha, a los de las exequias. 

-Estas comprendían actos de carácter público y otros de carácter religioso, y se celebraban en dos o más días. Se celebraban oficios en varias capillas y participaban cofradías y diversos representantes de la sociedad de Oviedo. 

-La ceremonia principal, por supuesto, en el altar mayor de la catedral de Oviedo. Allí se colocaba el "bulto", figura de arquitectura efímera que reproducía el sarcófago con los restos del finado/a. 

Nave principal y altar mayor de la catedral de Oviedo.


-Los lutos implicaban obligación para autoridades, representantes de la Ciudad y resto de participantes. Tenían por tanto efectos muy gravosos, no extraña que en algunas instrucciones -como en el caso del testamento de la reina Isabel en 1504-, se eliminara esta obligación.

- Son curiosas las instrucciones que se reciben en el siglo XIX. También el recordatorio de etiqueta que aparece en la esquela por la muerte del rey Alfonso XII, en 1878.



-¡Muy interesante! Para esta cuestión, no se aprecian en las fuentes frases o referencias que la vinculen con Asturias y sus raíces históricas, más allá de alguna referencia al panteón de los reyes de la monarquía asturiana. 

            Seguiremos investigando...


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