La muerte del Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI y las exequias correspondientes me han hecho repasar una serie de fuentes de información en la que se tratan estas cuestiones: en los libros y también en la página web de la Santa Sede encuentro información clara y ordenada. El caso del Papa Benedicto es curioso pues su renuncia al pontificado de la Iglesia Católica en el año 2013, fue un hecho excepcional e insólito en Roma, tras el antecedente de Gregorio XII en 1415. RTVE trató la noticia así.
El ceremonial de la Iglesia católica es uno de los más ricos que se pueden contemplar hoy en día: las imágenes son muy potentes estéticamente, pero desconocemos el significado de la mayor parte de sus elementos y de los rituales. Así que…. manos a la obra.
Lo primero que hago es visitar la página web de la Iglesia Católica, de diseño basado en una imagen sencilla y elegante, con predominio de los tonos beige y versión en varios idiomas (cómo se puede comprobar en este enlace). Me fijo en la ficha del papa Benedicto, 265º de la Iglesia, cuyo nombre civil era Joseph Ratzinger, nacido en Marktl am Inn (Baviera) y cuyo pontificado transcurrió entre los años 2005 y 2013. Sobre este pontífice se publica una amplia colección de imágenes en la pestaña dedicada a los medios de comunicación.
En la página se ofrecen indicaciones precisas (en italiano) sobre las actuaciones tras el anuncio de la muerte y anteriores a los funerales: "Los restos del Papa Emérito Benedicto XVI reposarán en el Monasterio Mater Ecclesiae hasta la madrugada del lunes 2 de enero; no se prevén visitas oficiales ni oraciones públicas. El mismo día, a partir de las 9, el cuerpo será expuesto para la visita de los fieles en la Basílica de San Pedro. La Basílica estará abierta el lunes de 9 a 19, martes y miércoles de 7 a 19. El funeral presidido por el Santo Padre se celebrará en la plaza de San Pedro el jueves 5 de enero a las 9.30 horas. No se requieren boletos para participar. Las delegaciones oficiales presentes serán las de Alemania e Italia".
Me interesan las ceremonias de exequias y encuentro información sobre cómo se van a celebrar en “Actualidad”: ayer, día 3 de enero, se publicó el Librito de la celebración: Misa exequial por el Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI (5 de enero de 2023): se celebrará en la capilla papal presidida por el papa Francisco. El documento contiene el guion del ritual con textos en latín, italiano e inglés.
Para conocer qué protocolo sigue la Iglesia Católica cuando muere un Sumo Pontífice, consulto dos títulos que tengo por casa.
El primero es Ceremonial y protocolo religioso, de Sergio Escalera Aicua, editado por Ediciones Protocolo en 2005, dedicado a las religiones más importantes en el mundo: católica, protestante, judía, islámica, ortodoxa e hindú. La católica recibe más atención y concentra seis de los once capítulos que tiene el libro. En el sexto, titulado "Muerte y sucesión del Papa" (páginas 143-166) se explica el procedimiento en caso de muerte del Papa, cuyas exequias, en la mayor parte de las ocasiones, se celebran de forma paralela a las reuniones orientadas a decidir en quién recaerá la sucesión.
¿Cómo establece el protocolo que se haga público el fallecimiento?: el camarlengo comunica el deceso al Vicario de Roma y el prefecto de la casa pontificia informa al Decano del Colegio Cardenalicio, a los embajadores acreditados ante la Santa Sede y a los Jefes de Estado que se considere oportuno.
Las decisiones sobre el funeral son tomadas por el colegio cardenalicio, pero existe un protocolo de actuación que se repite con la muerte de cada Sumo Pontífice:
-Los funerales se celebran en el Vaticano. Si las condiciones metereológicas lo permiten, en la Plaza de San Pedro, para permitir la afluencia de fieles. La ceremonia, presidida por el Sumo Pontífice, dura al menos dos horas y media y participan la mayor parte de los cardenales, todos de rojo y con mitras blancas.
-El cuerpo reposa en un triple féretro: uno de ciprés, otro de plomo y un tercero de olmo, cada uno con su funcionalidad y significado. El proceso de tumulación conlleva una serie de procedimientos prácticos y técnicos, que finalizan en una ceremonia privada que se celebra con la única presencia de los cardenales a la cabeza de los tres órdenes (obispos, presbíteros y diáconos), además del cardenal que haya oficiado como secretario de Estado, algunos canónigos de San Pedro y los familiares del Papa.
El segundo libro al que antes me refería es Organización, ceremonial y protocolo en la Iglesia Católica, escrito por Manual Alfonso (Tete) Bonilla y editado también por Ediciones Protocolo. Al tratarse de un trabajo dedicado en su totalidad a la Iglesia Católica, ofrece un desarrollo más detallado y minucioso de los contenidos.
La muerte del Papa está tratada en el capítulo 4 “Consagración, ordenación y nombramientos” (páginas 75-89). Además de explicar las funciones interinas que asume el Colegio de Cardenales al que se confía el gobierno de la Iglesia -que no tratamos por no proceder en este caso-, Bonilla explica el procedimiento de forma más concreta:
¿Quién
anuncia el deceso? El prefecto de la cada pontificia.
¿Qué se
hace al fallecido nada más producirse la muerte? Se cubre el rostro con un
pañuelo blanco.
¿Quién
comprueba oficialmente la muerte? El camarlengo, en presencia del Maestro de
las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, de los clérigos, del secretario y
canciller de la Cámara Apostólica y de la guardia suiza.
¿Cómo lo
hace? Se acerca al lecho mortuorio, reza un responso, descubre el rostro del fallecido
y golpea su frente con un pequeño martillo de plata, mientras llama al Papa por
su nombre de pila.
¿Quién
extiende al acta de defunción? El canciller de la Cámara Apostólica.
¿Qué hace
el camarlengo? Sella el estudio y la habitación del Sumo Pontífice.
¡Por
supuesto! No se pueden tomar imágenes del Papa enfermo o difunto ni tampoco
grabar sus palabras. Solo se pueden tomar imágenes del difunto revestido con
los hábitos pontificales con el permiso del cardenal camarlengo: la imagen inferior recoge el cuerpo del Romano Pontífice.
La fotografía siguiente recoge la imagen de Benedicto XVI a su llegada a la Basílica de San Pedro.
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